domingo, 26 de febrero de 2012

CONVERSIÓN O VOLVERSE A DIOS


San Marcos (1, 12-15)

En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían. Después de que, arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía:

“Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.



En el inicio de la cuaresma ya es particular escuchar el número 40, que dentro de las sagradas escrituras representan ese tiempo de preparación para contemplar la plenitud, tal como le sucedió al pueblo de Israel luego de pasar 40 años en el desierto; así mismo Jesús aparece hoy en el relato bíblico después de 40 días en los cuales fue tentado por Satanás, es decir, que al igual que los profetas bíblicos Jesús tiene su proceso de retirada y purificación, sin ser necesario, pero quizás el autor sagrado quiere mostrar esa humanidad de Jesús que es movida por el espíritu, necesidad que tenemos todos de purificarnos; no como un acto de flagelación y de grandes sacrificios, sino con la capacidad de retirarnos en nuestro propio interior e igual que Jesús encontrar sentidos a nuestras vidas en medio de fieras de nuestra propia humanidad.

La cuaresma que inicia con ese relato, no invita a ser capaz de retirarnos de las superficialidades sin sentidos del mundo contemporáneo, en cual sobre abundan las cosas desechables, en el que nos atrevemos a llamar a otros humanos desechables, en el que sobre abundan programas sin sentidos, culto exagerado por la belleza, donde abunda el ruido y no nos aguantamos ni a nosotros mismos, abunda un egoísmo desenfrenado mezclado con altas dosis de indiferencia y gran volúmenes de intolerancia.

Hoy el relato bíblico nos pone un reto hacer una introspección que nos haga preguntarnos por el hecho de la vida misma, pero que ademas nos impulse a pensar en los demás y llevar la buena nueva de lo que Dios hace en nuestras vidas, en el que además envía ángeles para hacer nuestro camino mas llevadero.

domingo, 12 de febrero de 2012

Jesús sana un leproso

Marcos (1, 40-45)

En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: Sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.

Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: “No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés”.

Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes.

Hoy Marcos de nuevo presenta esa imagen de Jesús sanado, pero lo más particular en este relato bíblico es que Jesús quiere. “¡Sí quiero: Sana!”, lo que hace que ver la manera particular en que Jesús actúa que pese a las estructuras y leyes (Lv 13, 1-2. 44-46). Él se interesa por el ser humano por su bienestar, es ahí donde radica la particularidad de Jesús se interesa por el ser humano.

De ahí el mensaje que nos entrega Pablo a la comunidad cristina “yo procuro dar gusto a todos en todo, sin buscar mi propio interés, sino eI de los demás, para que se salven.”

sábado, 4 de febrero de 2012

Jesús: cura, reza y predica


Mc 1, 29 -39

Este texto es mas conocido como la curación de la suegra de Pedro, pero vale la pena detenerse un poco sobre éste y reflexionar sobre algunos aspectos que me parecen interesantes del Jesús de esta perícopa del Evangelio de este domingo.

En primer termino reflexionamos acerca del Jesús que sana, pues como vemos en verso 34 "Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios", aquí la acción de Jesús es evidente, pero podemos decir que no tiene nada de extraordinaria en la medida en que el evangelio habla mucho de ello, de las sanaciones. Pero es importante a este punto devolvernos sobre el relato en el cual toma de la mano a una mujer (la suegra de pedro) para sanarla, hecho que es importante en una sociedad que da importancia a la mujer, que si se quiere, esta es excluida, pero Jesús va en contra de eso y ahora no solo esta con los pobres y marginados sino también con los excluidos. Pero además los hace sus discípulos pues la acción inmediata es "se puso a servirles" (v.31), es decir, actitud de discipulado.

Otro aspecto mucho mas interesante aun es la actitud orante de Jesús y que me atrevería decir que es la actitud que abre y cierra este relato. "Cuando salió de la sinagoga" (v.29) "se puso a hacer oración." es decir la vida de Jesús esta mediada entre la oración y la acción, pues luego de orar viene el siguiente aspecto, predicar.

De tal manera que la actitud de Jesús, digna de imitar como todas, lleva a pensar en la necesidad de acoger a todos pobres y marginados, excluidos y desfavorecidos; pero además invita a oración profunda en medio de la oscuridad "todavía estaba muy oscuro" (v.35 ), pero no quedarse extasiado allí, sino levantarse de nuevo y ponerse a predicar.