jueves, 21 de abril de 2011

La Pascua y sus Valores


Por estos días los católicos rememoramos o vivimos la pascua, para algunos cristianos no católicos pasa por desapercibido o como una semana mas; pero seria bueno reflexionar mas allá de los ritos que celebra la iglesia católica, es importante tener presente como guía la Palabra de Dios, pues ella debe ser la orientadora.

De esta manera vale la pena tener en cuenta tres valores, es decir, casi que uno por día
1. Amor, pues dice la Palabra de Dios que se proclama hoy en la liturgia Católica
"habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn 13.1) De esta manera el día de hoy lo denomino día del amor, pues aquí Jesús nos demuestra cuanto nos ama, primero por que Jesús según el mismo evangelista (Juan 13 ) Se puso a servirles que creo que es un fruto del amor. Segundo en Juan 15.15 Jesús dice "Ya no los llamo siervo, sino amigos". Amistad que también es fruto del amor y que debe estar presente en nuestras vidas y es Jesús mismo. Él que nos amo hasta el extremo hoy nos dice "Lo que os mando es que os améis los unos a los otros." (Jn 15.17 ).

2. Entrega: "Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente" (Jn 10.17-18) Así con el mismo amor que Dios nos ama, así mismo entrega a su hijo prueba inmensa de amor que Dios nos ha dado. La entrega en nuestra vida debe ser total no solo a la causa de Dios, sino también a la de los otros, así como Jesús enseña. Entrega en lo que hacemos a lo que hemos sido llamados.

3. La Vida. " «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá" (Jn 11.25) La vida primera vocación a la que nos llama Dios, pues, donde podrá haber amor sino hay vida? Donde la entrega? Cristo nos regala la vida eterna. Vida que jamás se acaba.
Dios nos regala un vida llena de su amor, nos dio la vida, no lo solo corporal sino también conforme su Espíritu

En Resumen
"Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. " (Jn 3.16 )

domingo, 17 de abril de 2011

Domingo de Ramos- Semana Santa

DOMINGO DE RAMOS: JESÚS REINA

Con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalen, inicial oficialmente la semana santa; tiempo en cual no solo conmemoramos en tres días la pascual del Señor en tres días y que por tanto estos tres días no pueden entenderse como celebraciones aisladas, sino por el contrario una sola.

Hoy celebramos la entrada triunfal de Jesús reconociéndolo Señor, Rey de nuestras de vidas y existencia, aquel como dice el cántico de filipenses que se proclama hoy "que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor" Flp 2.11.

De ahí que la liturgia de hoy se nos relata toda la pasión según el evangelio de Mateo, el cual todo su evangelio pretende resaltar el carácter de Jesús como el que había de venir, ya que Mateo escribe a los mismo judíos y por tanto su intención no es otra que mostrar en Jesús el cumplimiento de las promesas. Además procura mostrarnos como fue el reinado de Jesús y como alcanzo la victoria a la muerte.

Este día debe ser pues, la preparación para entronizar a Jesús en mi vida, para reconocerle como Señor y como los niños hebreos salir a encuentro de Jesús que mas que con ramos de olivo sea con un corazón dispuesto y entrega total a Él y su palabra de amor que es para todos y que nos amo tanto hasta la muerte en la cruz.

Roguemos al Dios que vive para siempre que esta semana que inicia podamos captar el mensaje de amor que nos manifestó y que de un modo didáctico la iglesia nos presenta en tres días para que podamos medio descubrir el amor de Cristo que se nos da en la Cruz y que nos alcanza una vida nueva en la resurrección

sábado, 2 de abril de 2011

Jesús sana un ciego

El relato que planeta el evangelio este domingo, permite reflexionar en 3 puntos básicos: Jesús que sana y libera, Jesús como luz mundo, el agua como renovación bautismal reconociendo a Jesús como el Cristo.

Hay una expresión en el evangelio que es importante rescatar y que en mi experiencia personal de fe, me ha permitido sentir ese amor de Dios y ese mismo poder de Jesús que sana no solo físicamente, sino desde el corazón, es decir, tiene una acción liberadora que reconforta el alma “Y le preguntaron sus discípulos: Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?.Respondió Jesús: Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios”. (Jn 9,2-3) Para una sociedad que tenía como pecado él la enfermedad y más aun una ceguera de nacimiento, hace cobrar un significado especial este frase de Jesús. Él está por encima de bien y del mal, no está pensando si este es un pecado o no, te ama y te reconforta sin importar tu condición. Es Jesús quien busca al ciego, y quien deja ver la gloria de Dios.

Cuantas veces en la vida hemos escuchado expresiones descarnadas acerca de lo que somos, lo que sentimos o de cómo nos sentimos. “Ellos le respondieron: Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros? Y le echaron fuera”. (Jn 9,34). Pues bien el evangelio mismo nos cuenta que “Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él” (Jn 9,35) Así que ante la presencia de Jesús no importa tu condición, tú vales en virtud de ser hijo de Dios, de ser humano.

De este modo Jesús viene a iluminar nuestro camino a dar luz a nuestras almas “Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo”. (Jn 9,5) Aun cuando a veces parece que ya cae la tarde y llega la noche ahí esta Él, que es la luz de la vida (Jn 8,12).

Pero Jesús, no solo da la luz al ciego, sino que al mismo tiempo le da una orden; enviándolo a las piscina, es decir, utiliza el agua como complemento a luz recibida, es decir, volver a Bautismo, es profesar nuestra fe en Jesús y reconocerlo como Mesías “Creo, Señor. Y se postró ante él.” (Jn 9,38). Este reconocimiento como el Señor y salvador se postró ante él.

Hoy Jesús quiere no solo reconocernos en medio de su camino y aceptarnos tal como somos y con lo que tenemos, sin discriminación, quiere darnos su luz, bañarnos en las fuentes del bautismo, que le reconozcamos como Señor y que nos postremos delante de Èl y como el ciego demos testimonio con valor.