domingo, 29 de julio de 2012

ENTREGARLO TODO PARA QUE SE MULTIPLIQUE


La palabra de Dios este domingo se nos revela de nuevo como verdadera comida que da fuerzas y que al igual que al profeta hoy nos dice “Levántate y come que el camino es largo para ti” (1R  19,7), de tal forma la liturgia este domingo nos invita a reflexionar sobre estos tres textos que dan fuerzas para el largo camino de la vida.

La primera lectura de este domingo tomada de 2R 4, 42-44.

El signo del profeta Eliseo se ve respaldado por las obras que Dios hace, se confirma de nuevo que las promesas que Dios hace, se materializan. Hoy la palabra nos pone de nuevo en el sentido de la confianza y creer radicalmente en el poder de esa palabra, ella es fiel y eficiente.

La segunda lectura tomada de Ef 4, 1-6

Pablo enseña a los Cristianos de Efeso, como también a los de hoy a vivir en la unidad, no solo en la relación con Dios, sino también en la relación con los hermanos; vivir la experiencia del seguimiento de Cristo que invite a otros, es decir, la  vida cristiana que vive unida a Cristo y a los hermanos, unidad que se materializa en la fe. La vida cristiana es al tiempo camino y compromiso.

El evangelio Jn 6, 1, 15

Jesús multiplica cinco panes y sacia a las personas por las cuales siente compasión; pero además de saciarlas Jesús trasmite a sus discípulos ese sentimiento de sentir compasión, un signo que hoy es un poco difícil, ya que mover a otros en pos de una buena causa no es nada fácil, pues victimas de nuestro egoísmo solo pensamos en saciar nuestras necesidades.
Lo anterior se ejemplifica en la misma escena del evangelio cuando un muchacho (representa un joven o un chico que por su condición psicológica es egoísta, se cree el centro del mundo; muchos jóvenes incluso tienden a creerse los súper héroes a los que nada les pasa. O los niños pequeños que toman algo en sus manos y dicen “es mio”).
Pero este pequeño del evangelio es capaz de desprenderse de sus propios apegos, de su seguridad (la comida), es capaz de entregar lo que tiene, darse a si mismo. Entrega lo que tiene a Jesús y para todos. Es un texto que aunque no  parezca muy vocacional, es la invitación del evangelio a entregar todo a Jesús para que sea el mismo quien ponga todo lo que tengo al servicio del otro.
Pero del mismo modo Jesús como palabra del padre (el verbo Jn 1, 1) se hace pan (alimento) para nuestras vidas, se hace pan partido y compartido en la eucaristía pero además que se da el compartir fraterno; el pan vivo bajado del cielo nos nutre en la mesa del altar, pero además en la mesa del compartir del día a día, invitándonos a darnos y entregar lo mucho o poco que tenemos en pos de la construcción de su reino.

domingo, 22 de julio de 2012

REVISAR LA MISION



EVANGELIO
Marcos 6, 30-34

30Los enviados se congregaron donde estaba Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado. 31Él les dijo:
-Venid vosotros solos aparte, a un lugar despoblado, y descansad un poco.
Es que eran tantos los que iban y venían, que no en­contraban tiempo ni para comer.
32y se marcharon en la barca, aparte, a un lugar despo­blado.
33Los vieron marcharse y muchos los reconocieron; entonces, desde todos los pueblos fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. 34A1 desembarcar vio una gran multitud; se conmovió, porque estaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñar es muchas cosas.


El Evangelio de hoy nos muestra como Jesús sigue siendo el centro pues Los enviados se congregaron donde estaba Jesús, mostrando ademas como Jesús reconforta, aparta para instruir, para renovar las fuerzas y la misión. 
Pero el evangelio enfatiza de nuevo en el aspecto que nos recordó esta semana en la liturgia de la necesidad de la misión no solo desde el envió sino también de la multitud que conmueve a Jesús y que se visualiza como esa gran necesidad de esto hombres que se casan que van y vienen sin tener tiempo ni para comer, son a su tiempo pocos para todas aquellas ovejas que andan sin pastor.
De la misma manera el evangelio de nuevo nos pone de nuevo en función de revisar ¿ Cómo es que vamos? En nuestra vocación, en nuestro proyecto de vida, en nuestra lucha por construir el Reino, en nuestra vida de oración, en nuestro apostolado, en nuestra familia; en definitiva en todo. Cristo quiere apartarnos para él, descansar en él y con él, pero además quiere seguir instruyéndonos, pues se conduele de nuestra necesidad mas grande, el desconocimiento.

domingo, 15 de julio de 2012

La primera Misión


EVANGELIO
Marcos 6, 7-13

7Jesús recorría todos los pueblos de los alrededores enseñando.
Convocó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. 8Les prohibió coger nada para el camino, sólo un bastón: ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; 9llevar sandalias, sí, pero no ponerse dos túnicas. 10Además les dijo:
-Cuando en algún sitió os alojéis en una casa, que­daos en ella hasta que os vayáis del lugar. 11Y si un lugar no os acoge ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de las suelas, como prueba contra ellos.
12Ellos se marcharon y se pusieron a predicar que se enmendaran; 13expulsaban muchos demonios y, además, aplicaban unturas de aceite a muchos enfermos y los curaban.

Convocó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les prohibió coger nada para el camino, sólo un bastón: ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; llevar sandalias sí, pero no ponerse dos túnicas.

REFLEXIÓN
Después de que estuvieran una buena temporada con él, Jesús envió a los Doce, por primera vez, a predicar. No se trata de un envío definitivo; todavía no van a anunciar la Buena Noticia: sólo predican la necesidad de enmendarse, de cambiar de vida, para poder recibir, con fruto, el anuncio del evangelio. Pero al enviarlos, Jesús les da unas instrucciones que también serán válidas en el futuro, cuando la misión sea definitiva.
La iniciativa es de Jesús, como lo fue de Dios en el caso del profeta Amós: ir por el mundo diciéndole a la gente que hay que cambiar de manera de vivir, denunciando abusos e injusticias que impiden la fraternidad, es una tarea difícil y, para decidirse a emprenderla, es necesario un empujón, una llamada, una invitación a abandonar el cómodo conformismo o el egoísmo insolidario.
Los envía de dos en dos: el proyecto de Jesús no es cosa de piedad individual, sino un proyecto para organizar la con­vivencia; dar a conocer ese proyecto tampoco es asunto de uno solo; aunque alguno sienta una particular inclinación o esté especialmente dotado para algún aspecto de la misma, la misión es responsabilidad de toda la comunidad, es un asunto comunitario.
Para que puedan realizar su tarea, Jesús les da autoridad sobre los espíritus inmundos: los capacita para liberar a los hombres de todas las ideologías, especialmente las religiosas, que esclavizan al hombre, convir­tiéndolo en un fanático, incapaz de aceptar, por tanto, un proyecto de libertad.
La riqueza debe estar ausente de la misión: primero por­que su eficacia depende sólo de Dios y de la libre aceptación del mensaje por los hombres: no será el derroche de medios económicos lo que haga eficaz el anuncio del evangelio. Les deberá bastar con lo más imprescindible: un bastón y el cal­zado necesario para caminar. Y, además, los signos externos de riqueza («dos túnicas») son incompatibles con la misión de quienes se han de presentar como seguidores de quien anuncia libertad, justicia e igualdad para toda la humanidad.